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Mide tus acciones: KPIs y métricas


La analítica nos permite conocer el estado de salud de la empresa. Aunque la analítica se puede aplicar a cualquier ámbito y no siempre se atenderá a las mismas cuestiones, la idea principal es que se trata de un análisis de los datos. De esta forma, con la analítica se busca medir las acciones llevadas acabo para visualizar los indicadores con los que distinguir lo que está funcionando de lo que no. Es evidente que todo proceso de innovación y emprendimiento debe medirse periódicamente, para poder impulsar lo que se hace bien y redirigir el rumbo en caso de que sea necesario.


Esta medición de datos se lleva a cabo con las métricas y los KPIs, dos conceptos que a menudo se utilizan como sinónimos, pero que tienen ciertas diferencias. Las métricas son representaciones numéricas de datos. Por otro lado, los Key Performance Indicators (KPIs), o indicadores clave de desempeño, son unas medidas que evalúan el rendimiento. Además, son un tipo de métricas que a menudo se representan en porcentajes, ya que miden el progreso obtenido en un periodo de tiempo. Por tanto, no todas las métricas son KPIs pero todos los KPIs son métricas. Los KPIs ofrecen información relevante, no solo datos, siempre deben llevar a la acción y están basados en objetivos concretos. Por tanto, una métrica puede ser el número de productos vendidos y un KPI el porcentaje de ventas finalizadas.


Eso sí, lo primero de todo será seleccionar con atención las métricas y KPIs que se quieren medir para asegurarse de que la información que aportan sea relevante para contestar a las preguntas que se hace la organización. Para esta selección habrá que tener en cuenta el tipo de negocio, los objetivos de la empresa, los recursos… No se debe caer en el error de medir demasiados indicadores que además no aportan valor ni interés. Medir demasiados datos puede nublar la vista de lo que es un indicativo real del negocio y puede dificultar todo el proceso. Por tanto, si se hace una buena selección, los indicadores serán especialmente útiles para ver la evolución y rendimiento y facilitarán la toma de decisiones. También es importante mencionar que está medición se debe desarrollar periódicamente, cada empresa deberá establecer la frecuencia dependiendo de su tamaño, volumen, necesidad de conocimiento… pero suele ser habitual que este tipo de análisis se lleve a cabo mensualmente.


Finalmente, es imprescindible mencionar que la medición tiene que venir seguida de un análisis adecuado y de pruebas con los que se hagan cambios y mejoras, que a su vez también se midan. Por tanto, todo esto será un ciclo de retroalimentación constante que ayude a validar las hipótesis planteadas y promueva la mejora continua de la organización.


¿Y tú? ¿Ya mides tus acciones?